¿Qué ocurre cuando el escritor se convierte en un observador silencioso de su propia historia? Esa es la esencia de la tercera persona: una perspectiva narrativa que permite ver el relato desde fuera, como si una cámara invisible flotara entre los personajes, mostrándolo todo con objetividad… o no tanto.
A continuación, exploramos el concepto de escritura en tercera persona, sus variantes, ventajas, y cómo dominar esta técnica con ejemplos claros y sugerencias prácticas. Una guía para estudiantes, docentes y amantes de la narrativa.
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Toggle¿Qué significa escribir en tercera persona?
Escribir en tercera persona implica relatar hechos usando pronombres como «él», «ella», «ellos» o los nombres propios de los personajes, en lugar de «yo» o «nosotros». Es una voz narrativa externa al personaje principal, lo que permite observar lo que ocurre desde un punto de vista más neutral o más amplio.
Existen tres formas principales de usar esta perspectiva:
- Tercera persona omnisciente:
El narrador sabe todo lo que sienten, piensan y hacen los personajes. Nada se le escapa. Puede saltar de un personaje a otro sin restricciones. - Tercera persona limitada:
El narrador se centra en un solo personaje. Solo conoce lo que este ve, piensa o experimenta. Es como estar pegado a sus ojos y mente, pero sin ser él. - Tercera persona objetiva:
El narrador actúa como una cámara que solo muestra acciones y diálogos, sin entrar en pensamientos o emociones. Este estilo suele usarse en cuentos realistas o relatos periodísticos.
¿Por qué elegir la tercera persona?
Porque ofrece una visión más panorámica del relato. A diferencia de la primera persona, donde todo está filtrado por un único punto de vista, la tercera persona permite:
- Describir múltiples personajes sin confusión.
- Alternar escenarios sin perder cohesión.
- Adoptar un tono más formal, didáctico o literario.
- Explorar conflictos desde fuera, lo que muchas veces enriquece el análisis o la construcción emocional de la historia.
Además, es la forma preferida en textos académicos, ensayos escolares, artículos científicos y textos expositivos donde se busca mantener cierta distancia objetiva.
Ejemplos comparativos
Primera persona:
Me escondí detrás del árbol, esperando no ser vista.
Tercera persona limitada:
Ella se escondió detrás del árbol, esperando no ser vista.
Tercera persona omnisciente:
Ella se escondió detrás del árbol, mientras él la buscaba con el corazón latiendo con furia, sin saber que estaba a pocos metros de distancia.
Tercera persona objetiva:
Ella se ocultó detrás del árbol. Él pasó caminando. No se miraron.
Como puedes ver, el cambio de persona transforma la experiencia narrativa. Puede añadir tensión, profundidad o incluso ambigüedad.
Consejos para dominar la tercera persona
- Define el tipo de narrador desde el inicio: omnisciente, limitado u objetivo. Mantén la coherencia a lo largo del texto.
- No abuses del “él/ella”. Usa nombres propios para evitar repetición y mantener fluidez.
- Varía las estructuras de las oraciones para mantener el ritmo. Intercala frases breves con descripciones más elaboradas.
- Evita confusiones al cambiar de perspectiva. Si vas a mostrar varios puntos de vista, marca bien los cambios (capítulos o secciones).
- Practica con ejercicios narrativos. Escribe una misma escena desde los distintos tipos de tercera persona para afinar tu estilo.
Aplicaciones educativas y cotidianas
La tercera persona no es exclusiva de la literatura. Se usa también en:
- Ensayos escolares: “El autor plantea que…” en vez de “Yo creo que…”.
- Biografías: narraciones sobre otras personas requieren esta forma.
- Textos científicos y técnicos: para mantener la objetividad.
- Noticias y reportajes: donde el periodista no participa como personaje.
- Narrar sin ser visto
Escribir en tercera persona es como pintar una escena desde el otro lado del vidrio. No estás dentro, pero lo ves todo. Requiere precisión, atención a los detalles, y sobre todo, la capacidad de observar con sensibilidad narrativa.
Ya sea que estés escribiendo un cuento, un ensayo o una biografía, esta perspectiva te ofrece herramientas poderosas para construir textos más sólidos, variados y envolventes.
Practica. Observa. Escribe. Y recuerda: a veces, el mejor narrador es aquel que nunca se ve, pero lo revela todo.